Un placer del que degustar, cuidando el cuidado del cerdo, la elaboración, secado y todo el proceso de una manera artesanal e histórica, como nuestros antepasados enseñaron a los maestros del Jamón Montanchego.
Dicen que Carlos V no iba a ningún lado sin jamón de Montánchez. Y es que esta delicia lleva enamorando a lugareños y visitantes desde hace muchos siglos.